LA INFANCIA, CAVILACIONES Y MEMORIAS

Ernesto Parga Limón.

Con la aurora comienza el viaje, las maletas preparadas y puestas en la cajuela del carro desde el día anterior. Una vez recibido el rocío y ya que todos nos hemos acomodado; tomo el volante. La larga cinta dibujará su perfil de rectas y de curvas.

Manejar produce una sensación de dominio sobre la naturaleza y sobre el potro infatigable que es el auto, todo poder y toda sumisión al mismo tiempo. Los montes y las planicies van quedando atrás kilómetro a kilómetro. El carro avanza trazando una línea que divide el país en dos. En un extremo empieza en el rincón que lame el mar y que abraza al Norte con el Este, tierra que promete refugio y que cumple en acogida siempre reiterada a todo aquel que llega a ella, y en el otro extremo un bello pueblo en los Altos de Jalisco donde quedó guardado el cajón de mis recuerdos primeros.  

Infancia es destino dicen… Allá voy a recuperar el germen de lo que soy, de lo que no pudo ser y de lo que aun, por fortuna, puedo ser. Son 60 años ya, ¿qué más da?, cada día ofrece una esperanza para construir un legado, justa reciprocidad por todo aquello que se recibe. El trabajo de conocerse, para ser mejor persona, no debe admitir jubilación.

Quizá lo encuentre entre la sombra que trazan las arcadas de cantera sobre el piso, quizá en alguna de sus empinadas calles, o tal vez en una charla con el amigo de la infancia que me recuerde cómo fui.

 Yo al volante entre risas y anécdotas de los míos. Entre pensamientos, claro está. ¿Qué no es, en estricto sentido, el vivir, sino esa capacidad de mantener simultáneamente dos diálogos abiertos, uno con los otros, y el otro consigo mismo?

Soberbio y testarudo el que solo dialoga con su propia mente. Falsa y tonta humildad la de aquel que solo escucha a los demás, negándole voz a su interior.

Conforme avanzo, avanzan también mis cavilaciones y sigue el doble y simultáneo diálogo de la existencia. Escucho a mis hijos, sus anécdotas, sus dudas, sus metas, al mismo tiempo que me asalta la necia tentación de pensar… “ojalá tuvieran su vida resuelta, sin pesares, sin angustias”, pero luego me corrijo, en la certeza profunda de que una vida sin desasosiegos, en absoluto control, es quizá una declaración de muerte en vida. Sufrir instruye al hombre me recuerda Dostoievski.

Viene a mi mente, también, la bíblica sentencia: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?Y más me reconforto.

Sigue el viaje, y el auto convertido, en su capsula minúscula, ya en comedor, ya en velada literaria en donde se declaman versos de Lorca, o ya en instrumento de tortura medieval que hace crujir cada hueso del cuerpo por el tiempo pasado en su interior.

Cuando el camino de ida llega a su fin, se destapa la botella que contiene al genio que atesora toda la memoria. Entro bajando la ladera de calles recoletas y vetustas casas. Se rebelan ya, impacientes, los ayeres. Quieren jugar al extraño juego de los tiempos, que tiene tres perfiles en una misma faz.

Abro la puerta del pueblo, y de mi yo niño, y aparece un mundo en donde están superpuestos los planos temporales.

Allí estoy, estando acá. Me veo, me reconozco en mi pelo largo y lacio, caminamos juntos al colegio, estudiamos la lección, disfrutamos la historia y las historias, damos tumbos con las matemáticas. Desandamos el camino rumbo a la casa solariega de nuestra infancia. Solo entra él, es pequeño y está hecho de puro espíritu, a mi el paso me está vedado, la casa se vendió hace años, ahora me pertenece solo en la memoria. Yo me quedo afuera, cierro los ojos y lo sigo con la mente, ahí vamos los dos de nuevo, a los recuerdos no los detiene ni candado, ni puerta, ni tiempo.

Una hilera de cuartos a la derecha y una magnífica sucesión de patios a la izquierda, nos conducen a la habitación que ocupé con mi madre, empujo la puerta apolillada, dos camas, mil objetos y enseres personales, las paredes llenas de pósteres de mis jugadores y equipos favoritos. Todo cubierto de pátina, basta un leve soplo y el espacio se revela, recobra vida. Aquí está el centro capital de mi infancia. Aquí está el germen que da sentido a todo.

Oímos, ahora, de la inmensa parroquia que se levanta justo enfrente de la casa, el tañer de las campanas que cantan desde el bronce de su entraña, llaman a misa, o a muerto; no lo sé, pero siempre llaman; como ahora a los recuerdos.

Estamos ya en el jardín, como decimos acá a la plaza principal, es una extensión de mi casa y verdadero patio de mis juegos infantiles. El quiosco, los arcos que lo circundan, casi como un claustro. Las bancas son tan mías como ayer, nos sentamos, miramos en las múltiples direcciones de la rosa de los vientos, mientras compartimos, amén de lo vivido, el sabor de los cacahuates, tostados en anafre, que el aire del pasado puso en nuestras manos.

Todo viaje tiene su fin de ruta. Regreso ya solo con los míos, a mi casa del presente. Él yo niño se queda entre las calles, en el aula del colegio, en mi casa del ayer, con mis amigos, con mis alegres correrías infantiles. En espera, siempre, de mi próxima visita para rencontrarnos en el extraño juego de los tiempos.

3 comentarios en “LA INFANCIA, CAVILACIONES Y MEMORIAS

  1. Hector David Núñez Salazar 29 agosto, 2022 — 2:39 pm

    Gracias amigo, que derroche de riqueza es siempre tu columna para mi, de ese oro que se palpa más allá de lo material… Dios te bendiga Campeón

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  2. Estimado amigo, no lo conozco en persona, pero lo he acompañado varias veces por los recorridos que usted hace en sus escritos que nos comparte ; y he quedado maravillada de su forma tan amena de describir los lugares que hemos visitado , tanto así lo disfruto que cuando lo estoy leyendo , me pierdo en el tiempo y siento que voy por un lado de usted acompañándolo en su hermoso recorrido .
    Gracias por compartir sus vivencias

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  3. Maravillosa tu narrativa, Compadre.. Hace que revivan tus propios recuerdos en los míos. Esos viajes familiares en carretera son espectaculares por el tipo de convivencia que se tiene.. Todo en familia es mejor. Felicidades.

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