Por Ernesto Parga Limón
En días recientes se ha escrito y hablado muchísimo sobre el caso del hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador y el posible conflicto de interés por el tema de la casa de Houston y la empresa Baker Hughes, proveedora de servicios de la paraestatal PEMEX. Defensores y contrarios se han fustigado por igual, los afines a la 4T hablan de ataque de los enemigos del gobierno, los contrarios al desempeño de AMLO consignan corruptelas y concesiones oscuras como en las del pasado neoliberal que tanto se critica desde la oficialidad.
En las mañaneras de estas últimas semanas el presidente, en un pésimo control de daños, ha deslizado, incluso, la idea de que el periodista Carlos Loret de Mola y Claudio X González de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad sean investigados por traición a la patria.
¡Traición a la patria!, pongámonos serios, vaya exageración y despropósito. ¿Desde cuándo, en un régimen democrático, criticar el desempeño de un presidente y mostrar las posibles faltas legales de él o de sus familiares, es materia de traición a la patria? ¿desde cuándo, la patria es el presidente?, ¿desde cuándo, su movimiento y el estado son lo mismo?, ¿desde cuándo, el plural “generoso” e inclusivo del presidente (nosotros) es realmente un plural y no solo un error gramatical de número?
Vargas Llosa cuenta que su decepción por la izquierda y por la revolución cubana se originó de un hecho conocido como el “Caso Padilla”, Heberto Padilla poeta cubano inicialmente entusiasta de la revolución cubana, desencantado después del régimen, porque, habiendo estado en Rusia vivió la indefectible deriva autocrática a la que se enfilaba el socialismo y la figura de Fidel en la isla.
Heberto Padilla fue apresado junto con su esposa en 1971 a la salida de un evento en donde leyó poemas de su autoría que confirmaban a las autoridades que Padilla era contrario al gobierno y que era por lo tanto un traidor a la revolución. Intelectuales muy influyentes del mundo en ese entonces, firmaron una carta exigiendo la liberación de Heberto Padilla (Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Sartre, Rulfo, Cortázar entre otros)
Padilla fue encarcelado por el delito de actividades subversivas contra el gobierno, su encarcelamiento dividió a la intelectualidad del mundo, hasta ese momento la Revolución Cubana era vista por la mayoría de los escritores, artistas y pensadores como una esperanza de auténtica libertad, tras el Caso Padilla la decepción llegó en muchos como una certeza de que la revolución era tan autoritaria y opresora como el régimen dictatorial que había combatido y que el camino del comunismo no era una vía en los sueños de democracia.
Si usted observa alguna similitud con el presente… no se crea demasiado perspicaz, la coincidencia salta a la vista.
Pienso que el mejor aprendizaje que estos episodios, el del pasado que aquí comento y el actual, nos pueden ofrecer es el de entender y no olvidar, los gobernantes lo hacen siempre, que la patria, la constitución, la ley, no son lo mismo que el caudillo, el partido o el movimiento, que ejercer un cargo público es tan solo una oportunidad que nace de la ley para servir si es que se quiere hacerlo, que los políticos se van, que la gente, que la familia, que la patria queda, que los cargos políticos no son título de propiedad, ni de posesión absoluta, que el estado y su legitimación no están en riesgo si se critica al personero del poder ejecutivo, que la democracia para ser auténtica se alimenta del escrutinio, de la observación y la revisión, que esa es la tarea que se deposita en los órganos autónomos (INE, INAI, etc.), que la calidad moral no es un adjetivo con que el político se renombra gratuitamente a sí mismo, sino el resultado de sus acciones y del juicio de la historia.
Criticar al presidente debe ser visto como una fortaleza de la libertad de expresión. Publicar una opinión, un artículo o leer un poema como Heberto Padilla es un derecho inalienable de todo ciudadano de un país de libertades garantizadas.
Quien va enfermando de poder se vuelve intolerante a la crítica, asocia su persona a la patria, él es el estado, la ley, la moral, una duda sobre él es ahora una duda sobre el estado y sus postulados, ambos son, ya, en la loca entelequia de quien ha perdido piso, una fusión que se amalgama en una sola realidad: «Ya no me pertenezco».


Los césares pasaron en ausencia de crítica, y en exceso de poder, de simples mortales a deidades, los dictadores y lideres autócratas actuales también lo intentan o al menos se comportan como si lo fueran. A aquellos y a estos la historia termina siempre por juzgarlos y mostrarnos su verdadera y pequeñísima condición.
ES más sucinto que de costumbre, de lo bueno poco, sustancial, reflexivo, induce a tomar, establecer una postura activa, al saberme de memoria dos poemas completos: Falsa Revolución de Fidencia Escamilla Cervantes, Héctor dije que te aprendieras alguna que impactara… ni hablar con esa nos descalificarían de cualquier concurso, la otra es Encuentro con la Patria del Maestro Oropeza Martínez, y un trozo de Patria de Ventura Ruíz Aguilera…
concuerdo contigo en todo lo que dices y dices bien, te secundo y te suplico que no dejes ese papel y esa pluma correlativos tuyos muy admirado…
…Y ese grito es de dolor y de insolencia,
No es traición a la patria
Decir la verdad que traigo a cuestas,
Podrán decir que es blasfemia,
Pero es un grito venido desde el alma
¡Es un grito de protesta!
Queriendo yo un dia
Saber qué es la Pátria,
Me dijo un anciano
Que mucho la amaba:
«La Patria se siente;
No tienen palabras
Que claro la expliquen
Las lenguas humanas.
»Allí, donde todas
Las cosas nos hablan
Con voz que hasta el fondo
Penetra del alma;
»Allí, donde empieza
La breve jornada
Que al hombre en el mundo
Los cielos señalan;
»Allí, donde el canto
Materno arrullaba
La cuna que el Ángel
Veló de la guarda;
»Allí, donde en tierra
Bendita y sagrada
De abuelos y padres
Los restos descansan;
»Allí, donde eleva
Su techo la casa
De nuestros mayores…
Allí está la Pátria.
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Excelente punto y exposición de acontecimientos que muestran el desfiguró de una conciencia tan lejos de una realidad , tendremos los mexicanos que pasar por momentos tan críticos para revalorar la ectuación y el deber cumplir de nuestra responsabilidad ?
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Excelente información
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Mi estimado Ernesto, con tu permiso, me atrevo a hacer algunos comentarios sobre tu -como de costumbre- excelente y más reciente artículo, TRAICIÓN A LA PATRIA O YO SOY LA PATRIA.
En México, ningún individuo por sí mismo ha sido, es, ni será jamás La Patria, El Pueblo, La Nación, El Padre, El Tata, El Mahatma, El Mesías, El Supremo, etc. Y eso que ha habido, hay y habrá excelentes mexicanos, dignos de admiración y respeto.
Quizá haya quién se crea… LA PATRIA, o EL PUEBLO, por ejemplo, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. De que sí lo sea, no tiene oportunidad alguna.
Opino que el funcionario público habitante de Palacio Nacional (no me atrevo a decir Presidente; no cumple con esa obligación por más que se le requiera; y tampoco líder, no llena el significado de la palabra; y por el nombre con que fue registrado tampoco; ya lo perdió, y como el pez, por su propia boca. Líneas más adelante explicaré por qué) y empleado de tooodos los mexicanos, incluyendo a los fifís, neoliberales, conservadores, aspiracionistas, corruptos, contrarios, opositores, rivales, etc., (eso sí lo es, nuestro empleado, le guste o no), en su delirium tremens por ausencia de halagos, aplausos y vítores de esos “traidores de la Patria”, esos viles mercenarios de la tinta, esos conservadores, esos fifís, esos neoliberales, esos chayoteros, etc., en su ira incontenible apunta -oootra vez- hacia los anteriores sus cañones más potentes, los carga con los obuses adecuados, y él mismo se encarga de dispararlos… una y otra y otra vez.
Pero eso no basta, porque en su pútrido corazón hay un nutrido inventario de rencor, soberbia, odio, ignorancia.
Y oootra vez, pisotea la ley. ÉL, quien debe poner el ejemplo primario, y se justifica con un estupidísimo: “Hay que defender el movimiento”. Claro, SU movimiento. Arremete, oootra vez, contra los periodistas “contrarios”, esos que “no están con EL PUEBLO”. Entiéndase: con ÉL.
Reduce a “pasquín” a “ese medio impreso”, a Reforma, que no calla ni ceja en mostrar sus repetidas pifias, repetidos abusos de poder, de casos de influyentismo, nepotismo, corrupción, omisión, falta de transparencia, y la lista sigue y sigue y sigue y……….
Pero cómo osan exponerlo… ¡A Él, (el autonombrado) “LA PATRIA”! ¡Pero qué atrevimiento, que desfachatez, que descaro, habrase visto! ¡Oh, imperdonable! No puede -ni quiere- permitirlo, tolerarlo, aceptarlo, superarlo, aprender de lo sucedido para no repetirlo, para corregir el andar oficial, cerrar el día siendo una mejor persona y un gobernante… y darle vuelta a la hoja. NO, no puede ni quiere. ÉL NO. Hay soberbia, rencor, odio, ignorancia en exceso.
Demanda sumisión y silencio total de todos, incluyendo la de “SUS contrarios, SUS rivales, SUS opositores”, esos que no están con “SU movimiento, SU T4ta.”, porque de 4T no tiene un ápice siquiera.
Hay un refrán: “Se cosecha lo que se siembra”. Y eso está cosechando precisamente, lo que sembró. Y lo peor, sigue sembrando lo mismo, así que seguirá cosechando exactamente lo mismo.
No ha escuchado a Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Mencioné que perdió su nombre de nacimiento, y como el pez, por su propia boca. Veamos eso.
En su bodrio matutino diario del jueves 25 de noviembre de 2021 dijo: “Las medicinas llegarán hasta los pueblos más apartados o me dejo de llamar Andrés Manuel”.
¿Cuál será su nuevo nombre?
“LA PATRIA” pronunció su discurso -como muchos otros antes de ese día- e hizo promesas -oootra vez- el 1 de diciembre de 2018, ante una multitud jubilosa, genuina y justificadamente esperanzada, que abarrotaba la explanada del Zócalo de la CDMX, y millones más escuchándolo y viéndolo en la TV. Pero, ¿ha cumplido?
Veamos. De su propia boca y voz:
Abrió con:
“Ténganme paciencia y confianza”.
Continuó con:
— Se mantendrán las estancias infantiles.
— Se promoverá la investigación científica y tecnológica.
— El propósito es garantizar a los mexicanos atención médica y medicamentos gratuitos.
— Vamos a bajar los precios de los combustibles. Ese es mi plan, ese es el compromiso.
— Se va a acabar la corrupción. No habrá amiguismo, nepotismo, influyentismo.
— Las compras del gobierno se harán de manera consolidada, mediante convocatoria y con observación ciudadana.
— Los contratos de obra del gobierno se llevarán a cabo con la participación de ciudadanos.
— Habrá un auténtico estado de Derecho.
— A nadie le estará permitido violar la Constitución.
— Se acabará la impunidad, ya no va haber moches. Eso, ¡se acabó!
— Está en venta. Ya se va… el lunes… el avión presidencial.
— Para producir más energía limpia, y de menor costo, impulsaremos el desarrollo de fuentes de energías alternativas, renovables, como la eólica, la solar.
— En 3 años quedará solucionado, en definitiva, el problema de la saturación del actual aeropuerto de la CDMX, 3 años, ese es mi compromiso. Ya estarán funcionando las vialidades, 2 pistas nuevas, y la terminal de pasajeros en la Base aérea de Santa Lucía; y, nos habremos ahorrado 100,000 millones de pesos.
— Se acabará la guerra. Construiremos entre todos, la paz.
— Se respetará la libertad de expresión. Nunca el gobierno, aplicará a ningún periodista o medio de comunicación censura alguna.
— La Fiscalía General contará en los hechos con absoluta autonomía. No recibirá consigna del Presidente de la República.
Y cerró con:
“Ténganme paciencia y confianza”.
En mi opinión, hasta el momento, discurso huero con promesas hueras.
Ya lo dijo Andrés Henestrosa:
“El hombre sólo es verdaderamente cuando habla y actúa, cuando habla porque también son actos las palabras, a condición de que se correspondan palabra y acción. La una es presagio, la otra el hecho en que la palabra se concreta”.
Pero al fin y al cabo solamente habló frente a aquella multitud de personas y a los millones por la TV. Y ya sabemos que:
“Verba volant, scripta manent” “Las palabras vuelan, lo escrito queda”.
O… ¿les firmaría algo?
Permitirle a… cualquiera que sea su nuevo nombre, que siga haciendo su irresponsable voluntad cargada de tósigo cual flecha de cazador, operando a diestra y siniestra a lo que únicamente su caprichoso, vacío de seriedad, vacuo albedrío determine, nos llevará a una situación insostenible y costosísima… ¿Más todavía? No es exagerar el decir que hasta la libertad de y para muchas cosas -si no es que completamente- perderemos.
Recordemos a Miguel de Cervantes Saavedra:
“No hay en la tierra, conforme a mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida”.
Y él sabía perfectamente de qué hablaba.
Continúo con el Manco de Lepanto, en la voz de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha:
“Querido Sancho: compruebo con pesar, cómo los palacios son ocupados por gañanes y las chozas por sabios. Nunca fui defensor de Reyes, pero peores son aquellos que engañan al pueblo con trucos y mentiras, prometiendo lo que saben que nunca les darán. País, este, amado Sancho, que destronan Reyes, y coronan a piratas pensando que el oro del Rey será repartido entre el pueblo, sin saber que los piratas sólo reparten entre piratas”.
Para no perder la costumbre, cierro con Cervantes Saavedra:
“La Historia es émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir”.
Afortunadamente, de nosotros y de nadie más depende nuestro futuro y el de nuestras familias, el de las siguientes generaciones. Y no exagero. Cuba, Nicaragua y Venezuela son 3 tristísimos, más que preocupantes, demasiado cercanos, presentes y palpables ejemplos. Aprendamos en cabeza ajena, estamos a tiempo. Para el enorme pesar de… cualquiera que sea el nuevo nombre de -todavía- nuestro empleado.
Fernando E. Velasquez.
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