Ernesto Parga Limón
Cada año que se celebra el “Día Internacional de la Mujer”, en paralelo a los festejos, protestas y reconocimientos, se generan también, discusiones, posicionamientos políticos, filosóficos y religiosos; que sí los atendemos nos ayudan a mejorar nuestra comprensión sobre temas de actualidad, de suyo muy complejos, como la equidad de género, el libre arbitrio, y el derecho humano universal al desarrollo.
Por un lado, resulta increíble que aun siga existiendo rezago sobre la igualdad ante la ley en términos de empleabilidad, de oportunidades, de protección frente a la violencia doméstica en contra de la mujer, y por extensión y justicia en contra de cualquier persona. Es, por ejemplo, muy lamentable que subsista una brecha salarial, injusta, en el desempeño de un mismo empleo si este es asignado a un hombre o a una mujer.
Sin embargo, al mismo tiempo es fácil advertir que el debate por la igualdad jurídica entre las personas pronto se contamina, se enreda y se torna en terreno farragoso en donde las posiciones se polarizan; al ir apareciendo nuevos elementos que suman a la complejidad de la discusión, que van desde la prohibición de vestir ciertas prendas, hasta la pregunta, sin respuesta unánime, de qué si en el embarazo la mujer es la única con derecho a decidir sobre la vida del concebido.
Recién ayer, se aprobó en Suiza, por una muy apretada mayoría, la prohibición de la utilización, en espacios públicos, de la burka, esa prenda que es usada por las mujeres practicantes de algunas ramas del islam y que les cubre la totalidad del rostro. ¿Es la burka, una imposición machista sobre la mujer? ¿O la mujer dueña de su propio cuerpo decide cómo vestir?

El debate sobre la igualdad de género siempre está matizado por el debate sobre el mismo concepto de libertad; ¿Se es libre de manera absoluta?, ¿Cuáles son los límites de la libertad, si esta los tiene, quién los fija? ¿Tienen los estados la potestad de regular mi propia libertad?, ¿la conciencia es susceptible de regulación externa? Si para algunas mujeres el mostrar su rostro es una ofensa a Dios, ¿puede el estado inmiscuirse en esa libérrima decisión? ¿Es posible creer que una mujer realmente libre opte por vestir ocultando su rostro; o la manipulación y el dominio machista o religioso consiste en hacerle creer que es libre?, ¿Es libre una mujer que decide quedarse a criar a sus hijos, porqué entiende esto como su misión o solo hace lo que le dijeron que debía hacer?
A todas luces lo que menos ayuda en la búsqueda de respuestas, es la opinión ligera, desprovista de realidad en el análisis, muy al estilo de grupos ideologizados y de plataformas políticas que se acomodan a los vaivenes del momento, por ejemplo, de proclamas como: “lo que importa es la libertad, sin adjetivos, sin interpretaciones, solo la libertad” … ojalá fuera así de sencillo, sin embargo, la compleja realidad derriba esa facilona y muchas veces hipócrita postura que, lejos de ayudar a la causa de la mujer que defiende la niega o la confunde.
¿Tiene el estado derecho a prohibir la prostitución, no es acaso, su ejercicio, una libre determinación de aquellos que quieran comerciar libremente con su propio cuerpo? En tanto otros muchos siguen pensando que la prostitución, es la peor cara de la esclavitud, una vergüenza de nuestros tiempos, un espacio para lenones abusivos.
Tantas veces se debate, aquí, con tal fiereza cómo si el nuestro fuera el más atrasado de todos los países, el único en donde estos temas siguen sin resolverse. Eso no es así, en Europa, por ejemplo, hay variadas posiciones aceptadas en unos u otros países, en temas relativos a las libertades como la eutanasia, el aborto, la burka, la prostitución, las drogas, la libertad religiosa etc. Es decir, el debate sigue abierto y lo seguirá por siempre.
En Paris, en los Campos Elíseos no está penado que las mujeres caminen desnudas del torso, pero es ilegal que lo hagan cubriendo su rostro con una Burka… algo para pensarse al menos ¿no lo cree?
Que no le vendan espejitos, que no le vendan lo discutible como si fuera indiscutible, lo falso y tendencioso como si fuera una verdad del tamaño del sol. Antes de convertirnos en feminazis recalcitrantes, en homofóbicos contumaces, o en críticos de todo y de todos, informémonos y sobre todo tratemos a cada uno de todos, como una persona digna de respeto en sí misma, más allá de lo que piense y haga.
Como usted sabe bien, este no es un espacio para dar respuestas, si usted tiene dudas aquí serán ampliadas, pues la duda es espina que mueve al conocimiento, pero cierto estoy que a este solo se llega por revelación o por estudio, y que en ambos casos se requiere de humildad y misericordia.

Y ya por último pido, por favor, que hoy 8 de marzo, no se olvide, que el que vive en el Palacio no es su dueño, como no lo fue quien lo antecedió, y que no lo será tampoco el que vendrá. Palacio Nacional es de todos, ojalá se respete también el derecho a la propiedad ajena, pues la violencia niega interlocución a quien la ejerce cuando exige ser respetado.
Por cierto, ayer fue el Día de la Familia: Mujer, familia que agradable coincidencia.
1 comentario en “LA BURKA, UN DEBATE EN TORNO AL DÍA DE LA MUJER”